Se puso una falda pequeñísimas, se le veían unas piernas de sueño, altos tacones dorados, que hacían tensar sus músculos. Se maquillaba frente al espejo, parada se acercaba para no fallar con el delineador, su forma de pararse era demasiado llamativa, tratando de pintarse los labios de color rojo, volteó....

Acostado en la cama, y listo para salir, esperaba a que saliera de bañarse, sabía que a ella le daba vergüenza que la viera desnuda. Salió vestida. No pudo dejar de mirarle las piernas, y en cuanto pudo ver su falda, todo se volvió diferente, no pudo más que disfrutar lo que veía, mientras el calor subia. La niña no paraba de pararse de manera que él deseara su cuerpo.

La distrajo y dejó de pintarse, la arrastró a la cama, suavemente le quitó la falda, que tanto había tardado en escoger, ella lo besó tocando con sus uñas sus pies, sus manos, su cuerpo, él no dejó de acariciarla.... sonó la puerta, era su madre.

6 comentarios:

Ambrosio Cajinas dijo...

¿La madre de quien?

bandeàpart dijo...

is this a true/real life/one to one/biographical experience?

Juan Manuel Escamilla dijo...

Jajajaja. ¿Qué tan a menudo te pillan en la imaginación, mi querida Bego?
¿No preferirías que te pillaran en serio?

Tu bló es casi pornográfico... y no necesitas poner imágenes. Al menos, profundamente erótico, sí es.

Besos.

Ambrosio Cajinas dijo...

Garcín: Nunca están las imágenes de más. Sobre todo cuando se trata de pornografía o de erotismo profundo.

Rocío del Mar dijo...

Pinche bego... dejas con las ganas de sber nomás.. jajaja ni modo.. tendré ke terminar tu historia en mi blog jajajaja

Estefanía Brandenstein dijo...

Quiero saber más!!!
Me encanta como escribes Bego!!