TEACH

BECAUSE HE WAS A MAN OF
FEW WORDS, BUT WITH A
GREAT TASTE WHILE HE WAS TOUCHING.
HE LEARNED A LOT
WITH ME,
NOW HE WILL BE TEACHING
SOMEONE ELSE.
SHE SHOULD BE GRATEFUL
WITH ME.
HE WOULD MARRY HER.
I WILL BE THINKING ABOUT HIM
AND THE WAY HE USED TO TOUCHED ME,
THE WAY HE USED TO LOVED ME,
AND THE THINGS HE TEACH ME.

SOLO PARA RUBIAS

Hace meses mi queridísimo I heart Godard me pidió que viera la película protagonizada por Marilyn Monroe: Gentlemen Prefer Blondes. Aqui las frases memorables:

"For God sake got a Scotch"

"Sometimes Mr. Edmond finds it very difficult to say not to me"

"I keep telling her, it´s as easy to fall for a rich man as a poor man"

"Honey, did it ever occur to you that some people don´t care about the money?"

"I can be smart if I want to, but must man don´t like that!"



DIAMOND´S ARE A GIRL´S BEST FRIEND
Se durmió esperándole, aunque sabía que no llegaría.
Ella dormía sola, y él
en otra ciudad dormía solo, en otra ciudad. Ella lo esperaría, lo esperaría el tiempo que fuése necesario.

LET´S DO IT AGAIN. BABY


Despertó con el sol en la cara, y con el rítmico sonido de las olas. Llevaba todavía marcado el delineador en los ojos y debajo de la toalla (que despejaba el aire), traía ya colocado el bikini, liso de color blanco. A su lado, ajustado a su cintura y con su brazo derecho sobre su pequeño cuerpo, había un hombre.

Sus ojos negros y el pelo del mismo color le daban un aire gitano, facciones fuertes, la nariz puntiaguda y mirada penetrante. Era muy guapo y atractivo y la tenía entre sus brazos. Acostados en una tumbona que daba al filo de la alberca, él seguía dormido. El lugar estaba vacío, la bahía de Acapulco se notaba callada y envidiable, era una buena mañana. Eran las siete de la mañana y ni los niños habían bajado a disfrutar del puente largo.

Despertó con el pecho descubierto, la toalla en las rodillas, y la miró. Sus ojos verdes semi amarillos, y su bikini blanco, le hacian enloquecer, la había esperado duante mucho tiempo, y alcanzó a decir : "Te estaba esperando", ella soltó una mirada extraña, un tanto sorprendida, un tanto ilusionada, le dió un beso en la frente y se paró dirigiéndose al agua.

En la cabeza le rondaban mil ideas. Hace tanto tiempo que sabía de él, apenas y lo conocía. Le gustaba la idea de seguir en el juego pero al mismo tiempo no estaba preparada para eso. Era hora de cambiar, pensó ella, dejaría las salidas hasta tarde, cambiaría el alcohol por una limonada y aprendería a cocinar fabada, sería ordenada y menos coqueta, no usaría minifladas, y quizá dejaría la idea de la soltería y se casaría con él. Quizá.

P.D La foto es de mi adorado amigo y director en potencia Memo

Mátalas, con una sobredosis de ternura

No lo había podido haber sacado de la cabeza. Apenas cualquier detalle, cualquier silencio y cualquier ruido le eran insoportables.
Abrió el periódico por la mañana, rutina clásica que le trajo otro recuerdo, después de varias páginas se encontró con el obituario. Había muerto.
Había muerto. Había muerto hace dos días. Salió de la cama, se bañó, y se miró al espejo, encontró a otra mujer. Se pusó un vestido negro entallado, medias de red, y una pamela que le cubría el pelo y la cara, tal y como le hubiera gustado verla.
Al llegar al cementerio, el día olía a gris, las tumbas todas del mismo tamaño y con la misma figura le recordaron los días monótonos que había llevado durante dos años, no había salido el Sol,
Reconoció caras, reconoció amigos, pero nadie logró indentificarle.
Llevaba un bolsón en la mano, al terminar el entierro, lo dejó junto a su tumba: sus libros, sus discos, su risa y su llanto. Dió media vuelta y se fue, volvería cada año.
Había muerto, y con el cuerpo había enterrado todo.
Y como diría Mecano: El 7 de septiembre sería su aniversario.

DE PAREJAS NORMALES.

-Flaquita ven a la cama que tengo ganas de hacerte el amor.



Acostado del lado de su cama y con su lámpara apagada, su voz sonaba débil, arrastrada y muy cansada.
Laura trabajaba. Sentada en el sofá, que tenían al lado de la ventana, consultaba tres libros sobre fotografía y trataba de decidirse a quién pondría en portada para el mes de julio.
 No queria hacer el amor.



En el cuarto blanco, frío y mínimo, que habían escogido los dos, se veían poco. Ella pasaba horas en la oficina, tenía que redactar artículos, terminar una sesión de fotos o escoger los contenidos de la revista, en cambio él pasaba horas investigando y leyendo, terminando su libro y a veces se paseaba por su oficina.
Laura no quería quedar embarazada.



Pero los métodos anticonceptivos ya les quedaban cortos, y la diferencia de edad, aunque no muy notable, ya les pesaba. Apenas y se veían en algún café, o comían juntos, hablaban de lo habitual y de lo cotidiano. Habían dejado de lado, esas platicas interesantes y constructivas de cuando se habían conocido.



Inmersa en la tipografía que usaría para el test: ¿Sabes exitar a tu pareja?, cerró los libros y se dirigió a la cama. Los pantalones holgados, la camiseta de manga larga y los calcetines, no ayudarían en la monotonía del contexto.



Sucedió fugaz, técnico y textual. Al pie de la letra: Tú me quitas la camisa. Yo te ayudo a desabrocharte. Toca aqui. Muy bien. Toca de este lado. No, espera todavía no llego.
Definitivamente no le hizo el amor. Sexo puro. Acabaron.



Laura se vistió olvidando los pantalones holgados. Seguía siendo guapa sin maquillaje y con el pelo desaliñado. Volvió al sillón. Tenía la cabeza perfecta para el artículo central: "Las nuevas relaciones perfectas: Adiós a la monogamia."


"Ich Liebe Dich"

Encadenada a una silla de ruedas, no podía caminar. Llevaba ya diez años aferrada a piezas de metal, y su piel olía oxidada, aún así su apariencia era impecable. Llevaba un traje tweed en tonos rosas, un collar con tres líneas de perlas y los aretes a juego. En las manos dos anillos: la argolla de casada, y un pequeño zafiro montado en oro. Realmente imponía, se veía espectacular. Una dama.
Denotaba al contexto de su realidad, hombres amarrados a batas blancas que gritaban y balbuceaban, se daban golpes contra las paredes, se oían llantos agudos e impacientes. 
El jardín ya no era un lugar de juego, si no el límite de su cárcel. Un lugar espelusnante para una mujer como ella.
No era mi primera visita al hospital siquiátrico, tenía que cumplir con 400 horas para obtener mi título. Servicio Social.
"Volvió señorita", me dijo al verme la señora Bernadette. Su mirada era fría, distante, su tono gris, oscuro, una voz fuerte y demandante. Le calculaba unos ochenta años, las arrugas de sus manos dictaban una larga vida, y me impresionó el solo hecho de que me reconociera. "¿Ha encontrado las cartas de Blaz?". Insistía que su marido, 23 años mayor que ella, había servido al ejército nazi, y que yo tenía que encontrar cartas, con un contenido de información secreta sobre estrategias de guerra. Suspiré hondo, sentí pena por ella.
Las edades no cuadraban, ni siquiera las fechas ni lugares, los papeles del hospital sostenían que era inmigrante chilena, aunque no tenía el acento, que no había estado casada, y que presentaba un cuadro de demencia senil. Sus mentiras habían transtornado se cabeza hasta crear una realidad alterna, había creado una muralla de protección contra el mugroso hospital y sus integrantes.
"Su mirada me dice muchas cosas, se ve que no ha buscado las cartas, y también le puedo decir que no cree lo que le digo", volteó la cabeza hacia los dormitorios, "lléveme a mi cuarto, tengo algo que mostrarle", empujé su silla de ruedas, un poco por darle gusto más que por convicción.
Su cuarto era claro, tenía una cama baja, un sillón y un tocadiscos, fotografías en una mesita, y dos burós a cada lado de la cama. Me pidió que abriera con cuidado el segundo cajón de su buró y sacara el joyero que estaba escondido hasta atrás. 
Así lo hice, sintiéndome cómplice de un espionaje y entrando en su juego. Le acerqué la caja. "Quizás este demente, quizá los doctores quieren que esté demente. Usted, tiene que creerme".
Sentí lástima por la mujer, vestida con un lujoso traje de Chanel, sin ninguna visita al día, y pasando sus tardes hablando conmigo, una simple estudiante de psicología.
Sin decir nada abrió la caja, sacó collares y pulseras revueltos y los dejó sobre la cama. Estiró la caja hacia mi lugar.
No tuve palabras. Mi impresión durmió mi lengua, y mis ojos no parpadeaban. Tenía entre mis manos una banda con la swastika, parte del uniforme del ejército alemán, se veía vieja y desgastada, además de sucia.

Sigue Igual

Estuve a treinta centímetros de morir hace unos días. Y quizá me hubiera gustado haberlo hecho.
Hace una semana que me levanto con ganas, hubiera preferido perder la memoria y empezar de cero, en vez de tener un collarín que me va a durar un mes, pero en realidad la vida sigue, la historia sigue metida entre mis venas, las cosas dichas y las cosas no dichas, los errores y también los aciertos, mis amigos y mi familia: todo sigue igual.
¿Todo sigue igual?
Si todo sigue igual, aunque ya no lea, ni cante, aunque ya no sonría, ni me arregle, ni hable, ni baile, todo sigue igual. Bueno es cierto además ya no grito, ni escribo, ni me rio, ni salgo, ya no me maquillo, ya no camino, claro y tampoco sonrío (es cierto, eso ya lo dije antes).
Pero de verdad que todo sigue igual.

JUST...

Damien Rice - Cannonball

Still a little bit of your taste in my mouth
Still a little bit of you laced with my doubt
Still a little hard to say what's going on

Still a little bit of your ghost your witness
Still a little bit of your face I haven't kissed
You step a little closer each day
Still I can't say what's going on

Stones taught me to fly
Love taught me to lie
Life taught me to die
So it's not hard to fall
When you float like a cannonball

Still a little bit of your song in my ear
Still a little bit of your words I long to hear
You step a little closer
To me
So close that I can't see what's going on

Stones taught me to fly
Love taught me to lie
Life taught me to die
So it's not hard to fall
When you float like a cannon

Stones taught me to fly
Love taught me to cry
So come on courage!
Teach me to be shy
'Cause it's not hard to fall
And I don't wanna scare her
It's not hard to fall
And I don't wanna lose
It's not hard to grow
When you know that you just don't know

HAGO COSAS POR DESPECHO

Mi pareja no había querido verme ese día, ni el anterior, ni el anterior, y al final de la tarde había encontrado un plan agradable, pero muy peligroso.
Pero no lo pensé dos veces y me coloqué el vestido de gasa lila que dejaba ver mi ropa interior a juego con el color de mi bolsa roja y de los zapatos.
Llegué al lugar, uno de los mejores restaurantes de la ciudad, con la mejor comida española y una barra con miles de bebidas diferentes. Me hizo esperar mucho tiempo, tanto tiempo para pensar casi dos veces si era correcto ir a cenar con un ex-galán, teniendo a mi hombre dormido en su casa, pero llegó a la mesa antes de que pudiera escaparme. La adrenalina y la consciencia no me dejaban en paz, pero me sentía pasional, feliz y muy, muy halagada.
Habló de sus múltiples y famosos amigos, de las discotecas a las que iba cuando tenía mi edad, de lo bien que le iba en el trabajo y lo ocupado que estaba, que en pocos días se iba a Miami, y hasta me invitó a pasar un verano en Marbella. Cerró el lugar, o más bien mandó a todo el personal a descansar, pues el lugar resultó ser suyo.
Propuso seguir la noche en su casa, con demasiadas promesas de que no pasaría nada, y que no se atrevería a tocarme. Accedí.
Nos subimos en un increíble y último modelo coche rojo, pasamos a mi casa, recogí mi camisón azul de satín que tanto gustaba de quitarme mi pareja y llegamos a su departamento.
Un lugar increíble. Un penthouse de tres pisos, con una terraza y una vista a la ciudad que no tenía precio. Tenía una cava con 200 botellas de vino, con precios inimaginables.
El lugar era impresionante, con mucha luz, minimalista, pocas cosas, lo esencial y muy espacioso, tenía algunos destellos en rojo que lo hacían sofisticado, su cuarto era una gozada, hasta la regadera tenía una increíble vista, y un vestidor en donde entraban mis 200 pares de zapatos y tendría que haber comprado más para llenarlo.
Abrimos una botella ,que costaba más que mi propia vida, en la terraza. La noche era perfecta, no llovía, ni hacia frío, el calor pegaba el mini vestido a mi piel, y las estrellas se veían claras en el cielo.
Y fue así, con media botella de vino en las venas, con los ojos cansados y el camisón de satín azul nos metimos a la cama, yo con la esperanza de dormir y de que no se acercara, él con la fantasía de verme desnuda y de hacerme el amor.
Me hice la dormida esperando, que se durmiera antes que yo. Pero no fue así, por más de cuatro veces intentó tocarme, pensando que yo había caído rendida, hasta que en un ataque de furia y miedo, salí de la cama, busqué mi ropa en el cuarto totalmente a oscuras, cogí mi bolsa, mientras el gritaba que me quedara.
Me fui enojada. Enojada conmigo, por haber cruzado la línea y haber llegado a tanto, por hacer las cosas por despecho, por ser tan caprichosa y no dar tiempo al tiempo.
Y me acordé de él, de mi novio, mi pareja que dormía en su casa, y que estaría soñando conmigo. Me odié, me odié tanto por haber soñado con un coche, un departamento y no con el hombre que tanto gustaba de quitarme el camisón azul de satín.