Denotaba al contexto de su realidad, hombres amarrados a batas blancas que gritaban y balbuceaban, se daban golpes contra las paredes, se oían llantos agudos e impacientes.
El jardín ya no era un lugar de juego, si no el límite de su cárcel. Un lugar espelusnante para una mujer como ella.
No era mi primera visita al hospital siquiátrico, tenía que cumplir con 400 horas para obtener mi título. Servicio Social.
"Volvió señorita", me dijo al verme la señora Bernadette. Su mirada era fría, distante, su tono gris, oscuro, una voz fuerte y demandante. Le calculaba unos ochenta años, las arrugas de sus manos dictaban una larga vida, y me impresionó el solo hecho de que me reconociera. "¿Ha encontrado las cartas de Blaz?". Insistía que su marido, 23 años mayor que ella, había servido al ejército nazi, y que yo tenía que encontrar cartas, con un contenido de información secreta sobre estrategias de guerra. Suspiré hondo, sentí pena por ella.
Las edades no cuadraban, ni siquiera las fechas ni lugares, los papeles del hospital sostenían que era inmigrante chilena, aunque no tenía el acento, que no había estado casada, y que presentaba un cuadro de demencia senil. Sus mentiras habían transtornado se cabeza hasta crear una realidad alterna, había creado una muralla de protección contra el mugroso hospital y sus integrantes.
"Su mirada me dice muchas cosas, se ve que no ha buscado las cartas, y también le puedo decir que no cree lo que le digo", volteó la cabeza hacia los dormitorios, "lléveme a mi cuarto, tengo algo que mostrarle", empujé su silla de ruedas, un poco por darle gusto más que por convicción.
Su cuarto era claro, tenía una cama baja, un sillón y un tocadiscos, fotografías en una mesita, y dos burós a cada lado de la cama. Me pidió que abriera con cuidado el segundo cajón de su buró y sacara el joyero que estaba escondido hasta atrás.
Así lo hice, sintiéndome cómplice de un espionaje y entrando en su juego. Le acerqué la caja. "Quizás este demente, quizá los doctores quieren que esté demente. Usted, tiene que creerme".
Sentí lástima por la mujer, vestida con un lujoso traje de Chanel, sin ninguna visita al día, y pasando sus tardes hablando conmigo, una simple estudiante de psicología.
Sin decir nada abrió la caja, sacó collares y pulseras revueltos y los dejó sobre la cama. Estiró la caja hacia mi lugar.
No tuve palabras. Mi impresión durmió mi lengua, y mis ojos no parpadeaban. Tenía entre mis manos una banda con la swastika, parte del uniforme del ejército alemán, se veía vieja y desgastada, además de sucia.
29 comentarios:
No mamar, que escrito mas chingon, que buena manera de expresarlo todo, el final me dejo intrigado con saber mas...excelente enserio...
Saludos desde mis Vacaciones ahora en Jiuston!
la swastika se la consiguió alguiene en un mercado de pulgas !! jajajajaja
wooooooow, que buen escrito sencillo pero superinteresante, tienes talento =P
Tienes talento, sin duda alguna. La narración es intensa y me deja indesiso, dividido.
Supongo que conforme progresa la demencia de la señora ella está cada vez menos sola, cada vez más en su mundo y menos en la realidad y entonces no siento lástima por ella pues lo que que pasa aquí, el lugar donde está, significarían ya muy poco para ella.
Sin embargo el final te hace reflexionar e inevitablemente me pregunto que tanto habrá realmente avanzado su enfermedad, que tan conciente estará del mundo que la rodea y de su dura realidad.
¡Sonrie!
Hmmm, inspirado por las noticias acerca del "Doctor Death", no? Se me hace curioso como personajes así se convierten en una especie de monstruo casi mítico. Ninguna película de terror podría tener personajes tan temibles como los que existen en la vida real, desafortunadamente.
Saludos!
Me encanta como escribes, deverdad que tú tienes talento. Saludos, espero ya estes mejor.
Yo sabía que volverías a escribir y vaya que escribes bien eso de la narrativa se te da de maravilla. Espero te sientas mejor, yo ya estoy mejor, tuve una semana difícil pero ya estoy mucho mejor.
Definitivamente tienes que leer "Suite Francesa" de la Nemirovsky. Ya se que a todo el mundo le digo lo mismo pero de verdad estoy impactado. Princess, tienes las letras por dentro, sacalas más seguido!
pinche chosty como viaja y na mas presume jejje...
que bueno que has vuelto a escribir... espero que no estes proyectando tu futuro senil jaja
...intrigante.
...saludos.
o sea que ya de plano no te dejan fumar en el Defe?
jo, jo, jo...
¿Cómo sigues? Ojalá todo vaya mejor. Cariños (Saludos a la Frau).
Y no, tampoco esta vez fui el primer comentario.
¿Qué fetiche habrá, a propósito, con ser el "primero", el primer amor, la primera vez, la primera edición, el primer descubridor...?
Va mejorando tu pluma. Sácala más seguido. Beso.
De lo mejor que he leído aquí, y tiene el mérito de ser muy original, pensando en el contenido usual del blog... algunos detalles sirven bien para añadir realismo al cuento, que ella era chilena, la descripción de algunos objetos, etc. Me encanta que, cambiando de temática, sigas describiendo la ropa, el traje tweed rosa etc. Muy bueno felicidades, aunque, si tuviera que objetar algo, siento que al final le falta algo de punch, esperaba algo más sorpresivo quizás.
un abrazote
Te quedó muy chido Bego. Me encanta cuando describes los atuendos femeninos, de verdad siento que los veo!!!...
Concuerdo un poco con Emilio, algo más contundente e irrefutable para el final sería más convincente, sin embargo es un ejercico de calidad. Sigue mejorando.
Me encanto habra uan segunda parte? me gusto la descricion de el atuendo, y el detalle de que era chilena pero sin acento
Yaya
Te leo, miro tu blog , y me entran unas ganas barbaras de darte una bofetada, no se porque, no es por nada, solo un antojo.
En fin, perdon por el exabrupto.
Pensaba en ti y me imagino que los modelos de Tcherevkoff te gustarían.
http://shoefleur.com/
Besos
jajaja pinche blog tuttifrutti que tienes: el relato es lo más genuinamente alternativo que aquí se ha visto. congrats!
además ya son directos los comentarios! Doble congrat.
hola! paste por mi blog, se que la odiaste pero te pongo mi reseña.
cuidese
Ayer discutíamos sobre blogs. Ayer salió tu blog a colación. La curiosidad me hizo llegar. Los zapatos rojos son interesantes.
¿Dominatrix fetichista? hay ancianitas sorprendentes.
mmm... al momento de leer que era chilena supe que era real su historia... ¡las chilenas no visten de Chanel!
O a la mejor en la era Pinochet sí lo hacían.. no sé.
En realidad, me gustó mucho.
hacia tiempo q no pasa por aqui y veo que sigues escribiendo tan bien jejeje
pasare mas amenudo. muak
Bego: el tabardillo ya te ha durado bastante, no?
Dile al Garcín que se anime a ir al Cova. Tengo la impresión que anda de capa cáida, sí, cáida.
bueno. Si tú lo dices...
Que mente tan peculiar la tuya, tienes ideas crudas , con toque de comedia y lindas!!!!!!!!! Felicidades!!!!!!!!
No diré nada significativo porque ya dijeron todo intelgente que se podría decir...
Entre otras cosas me gustó mucho tu blog.
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