ATRACCION

- En realidad tienes que dejarme
-¿Porqué?
-Te quiero demasiado, y no quiero hacer una estúpidez.
-No lo entiendo.
.Vuelve con ella, ella no sólo te quiere, ella te ama
-Sólo quiero estar contigo, ella ya no me importa.
-No la dejes, sólo suéltame a mi. Me estoy enamorando, y en realidad esto empezó por pura pasión, no soportaría verte con ella.
-La voy a dejar.
-No la dejes, demos esto por terminado.

Se levantó de la cama arrastrando la sábana blanca de hilo egipcio con ella, se envolvió y caminó hacia el baño. Se sentó. Las lágrimas le recorrían poco a poco la mejilla, pensaba en lo larga que se había vuelto la relación, y en lo mucho que le costaría dejarlo. En realidad estaba enamorada, pero en lo único que pensaba era en dejarlo, aunque no tuviera las fuerzas para hacerlo. Necesitaba que él la dejara.

Salí del baño tratando de encontrar la ropa que él me había quitado poco a poco, me sequé las lágrimas y recogí del suelo el juego de La Perla que habia comprado sólo para esta noche. Me dolía tanto vestirme, o quizá no el vestirme si no el proceso de salir del cuarto. Me coloqué el vestido de coktail rojo que había utilizado la noche anterior sólo con el propósito de que le gustara, era tan entallado que me sentía incómoda saliendo con él a las once de la mañana. Busqué mis zapatos, un regalo de él, unos preciosos Manolo de tacón de aguja que había escogido yo. Metí las llaves del coche en mi bolsa, me puse un poco de agua en la cara y dí la vuelta para buscar su mirada. Parado a un costado de la cama sin afán de detenerme, supuse que volvería a ella, no podía evitarlo, estaba conscientemente enamorada.

Camino hacia mí, pense qe me daría un beso de despedida como todas las mañanas, en las que ella se iba al despacho en el que trabajaba, y yo volvía a casa fingiendo volver cansado de un vuelo. Pero no, se acercó y arrepentida se dio vuelta hacia la puerta, se iba. Cerró la puerta y se marchó. La palabras no salian de mi boca. Quería gritarle que se quedara conmigo,que se detuviera, que todo iba a estar bien y que no podia dejarla. Pero no pude. Me quede callado, desnudo junto a la cama. Me sente destrozado. Sabía el dolor que estaba causando a ambas, pero no podía dejar a ninguna de las dos. Eran casi perfectas. Me puse los boxers y me senté un rato a ver televisión, la mente me daba vueltas y no veia una solución posible. Apage el telvisor y busqué el traje que planchado me esparaba colgado en el clóset. Me coloqué la corbata, y me puse la loción que ella me había regalado. Volvió su imagen a mi cabeza, la queria tanto.

Tres días después, estaba sentada en su oficina, él no había llamado. El mensaje había sido claro, todo había terminado. Lo suyo había sido sólo un desliz en la relación de él.

-Bueno.
-Te espero en el hotel de siempre tengo dos días libres ha ido a ver a sus padres a Puebla.
-Reservaré el cuarto a mi nombre.

Colgaron