...dime en qué momento te me acercaste que no he dejado de imaginarme tu olor, porqué me miraste que llevo tus ojos clavados justo en el centro, porqué me besaste si sabias que no iba a poder olvidarte, dime que no me haz olvidado, que sigues pensando en mí aunque estes tan lejos que siento que no te tengo, no me olvides, no me olvides... OLVIDO
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8 comentarios:
Hola Linda: antes que nada gracias por llegar hasta mi blog. A mí me pierden (me gustan mucho) los zapatos.
Respecto de este post: "si algo no existe, eso es el olvido"
¡Ay de los amorosos!
Y respecto de la leyenda que pone hasta abajo tu bló: "SEGUN LAS ESTADÍSTICAS, EL AUMENTO MEDIO DE LA PROTUBERANCIA DE LAS NALGAS DE UNA MUJER CUANDO LLEVA TACONES ES DEL 25 POR CIERTO", "protuberancia" es una palabra espantérrima. Y según las lenguas históricas, tal fue el propósito de los zapatos de tacón: el goce ocular masculino.
Yo creo que tu enamorado no apareció... tú le diste a él ese espacio en tu vida, pues sentiste que nadie más que él podría ocuparlo.
Y, es cierto, a veces se desea el olvido...pero mientras más deseamos olvidar, más recordamos...
Besitos!
(F)
Espero que tengas una buena semana y sus días estén cargados de gratas sorpresas.
:)
Hola! Gracias por la visita! Entré a tu blog y me gustó mucho. Me identifiqué con algunas de tus anécdotas... Y bueno, entiendo muy bien lo que quisiste decir en este post. Es horrible el olvido cuando traes metido hasta el fondo de tu alma su olor... su presencia.
Te mando un abrazo.
Gracias por su visita mi semidiosa!
:)
Creo que somos semi parecidas!
jajajaja
Saludos!
Hola Bego!!!
Realmente me considero una persona muy poco conocedora en este tipo de temas, pero tal vez por como me encuentro ahora, las entradas que hay aquí las veo muy impactantes, creo que por todo lo que escribes aquí has pasado por muchas experiencias no muy gratas en este tema, pero creo que eso es una fuente de inspiración muy profunda, realmente me gustó mucho tu blog, me dio gusto encontrarlo, un abrazo.
Ay de tus embrujos, Diva. ¡Si tans sólo lo hubieras lanzado en luna llena!
***
Amanecido hubo apenas
al sol y a la bruma
este mi jovial corazón,
entraste:
minaste,
como hace la gota constante,
con el esplender del tuyo
mi hoy cuitado corazón.
¿Qué me abruma?
La luna.
Su argentado esclarecer
escocer puede el venero
dolido que ya no ve
su viejo anhelo renacer.
Se me ha tronchado
no sé qué en el alma
que me inquieta
y no me mata:
lo peor es eso:
¡no me mata,
me malhiere!
¿Qué te vamos a hacer
si te encenegas?
Si te enfangas,
¿qué, corazón?
No ha de tener espacio
la luz riente
que ennoblece
al manantial rendido...
Y yo, que no sé nada,
menos quiero saber.
Quiero dejar de fumarte,
de olerte en la tarde vecina,
de entreverte entre la gente
y en el sol que me calcina.
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